9.24.2008

"LA DICHA DEL PERDON"


“LA DICHA DEL PERDÓN”


Que feliz es sentirse perdonado por nuestro Padre Celestial, quien en su gran misericordia y amor quiere que vayamos a el para recibir ese perdón que como seres humanos necesitamos, porque todos somos su creación pero todo estamos bajo la naturaleza heredada por Adán, una naturaleza caída y en rebeldía hacia Dios, pues todos pecamos y estamos destituidos de la presencia de Dios. Por tal razón el hombre necesita ese perdón para poder estar en paz con Dios, en el libro de los salmos David exclamaba:

“BIENAVENTURADO aquel cuyas iniquidades son perdonadas, y borrados sus pecados. Bienaventurado el hombre á quien no imputa Jehová la iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay engaño Mientras callé, envejecieronse mis huesos En mí gemir todo el día”. SALMO 32:1 AL 3

La dicha del perdón comienza cuando confesamos a Dios nuestras rebeliones, pues el entonces nos perdona y borras todos nuestros pecados, pero el no confesarlo trae como consecuencia enfermedad tanto física como espiritual, pues dice mientras calle envejecieron mis huesos de tanto gemir todo el día, la causas de muchas enfermedades en nuestros cuerpos pueden ser por pecados no confesados y puestos en la cruz del calvario donde Jesucristo los llevo hacen dosmilocho años para que pudiéramos obtener perdón y paz y sobre todo la salud física y espiritual, pues tiene que ver mucho nuestro estado espiritual, para que estemos físicamente fuertes y sanos, muchas personas tendrían mayor salud física si pusieran sus pecados y cargas en el señor Jesucristo de echo David, expresa esto que estamos tratando cuando en oración va a Dios para confesar sus pecado y una de las cosas que le pide es que le perdone y que le devuelva la dicha y el gozo de la salvación pues físicamente estaba decayendo por causa del pecado que estaba destruyendo su vida, pero oigamos lo que dice en el salmo cincuenta y uno.

Ten piedad de mí, OH Dios, conforme á tu misericordia: Conforme á la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones; Y mi pecado está siempre delante de mí. A ti, á ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos: Porque seas reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio. He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre. He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo: Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría. Purifícame con hisopo, y será limpio: Lávame, y seré emblanquecido más que la nieve. Hazme oír gozo y alegría; Y se recrearán los huesos que has abatido. Esconde tu rostro de mis pecados, Y borra todas mis maldades. Crea en mí, OH Dios, un corazón limpio; Y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti; Y no quites de mí tu Santo Espíritu. Vuélveme el gozo de tu salud; Y el espíritu libre me sustente. Salmo 51: 1 al 12

Reconocer nuestra condición de pecadores ante Dios es el primer paso, para poder restaurar nuestra comunión con Dios, David reconocía que desde el vientre de su madre era pecador, y que necesitaba ser limpiado de su pecado y de su maldad, y que el gozo y la alegría que da el Espíritu Santo el que da la libertad del alma, era quien podía darle la vida física y espiritual, ahora bien, era necesario que Dios le proveyera al hombre algo que fuera eficaz para limpiar y borrar los pecados y eso fue lo que hizo Dios dice el profeta Zacarías:

-En aquel tiempo habrá manantial abierto para la casa de David y para los moradores de Jerusalén, para el pecado y la inmundicia. Zacarías 13:1

Un manantial de aguas cristalinas para que las personas pudieran limpiarse de la inmundicia y del pecado, ese manantial es nuestro Señor Jesucristo quien derramo su sangre para el perdón de nuestros pecados, el fue el cordero sin mancha y sin pecado imagen del antiguo pacto donde se presentaba una ofrenda limpia y sin mancha para que los pecados pudieran ser perdonados, el sacerdote ponía sus manos sobre la ofrenda y confesaba los pecados del pueblo, y luego derramaba la sangre sobre la ofrenda para que el pueblo quedara limpio de pecado, pero en el nuevo pacto la ofrenda es nuestro señor Jesucristo quien derramo su sangre, por la humanidad y esta pudiera quedar limpia de pecado y rebeldía dicen las escrituras:

“Más ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz, que de ambos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación; aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos en orden á ritos, para edificar en sí mismo los dos en un nuevo hombre, haciendo la paz, Y reconciliar por la cruz con Dios á ambos en un mismo cuerpo, matando en ella las enemistades. Y vino, y anunció la paz á vosotros que estabais lejos, y á los que estaban cerca: Que por él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.” EFESIOS 2: 13 AL 18.

Jesucristo derribo la pared que nos separaba de Dios, el pecado, através de su sacrificio en la cruz, pago las demandas de la ley que nos condenaba y sentenciaba para la condenación eterna, su sangre nos limpia de todo pecado y quedamos libres de condenación, esa es la dicha del perdón, que através de la obra de nuestro Señor Jesucristo, podemos lograr. Por eso Juan dice:

“Mas si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión entre nosotros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. Si dijéremos que no tenemos pecado, nos engañamos á nosotros mismos, y no hay verdad en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para que nos perdone nuestros pecados, y nos limpie de toda maldad. Si dijéremos que no hemos pecado, lo hacemos á él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.


1 DE JUAN 1:7 AL 10

Por esa razón no hay otro nombre dado a los hombres por la cual podamos ser salvo, solamente en Jesucristo, esta la dicha de la salvación , debes reconocer como David que somos pecadores, que es nuestra naturaleza, pero que si confesamos nuestros pecados el es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad, no reconocer esto es peligroso pues es el paso, para poder obtener la verdadera felicidad y la paz con nuestro creador, y lo mas importante que nos encontraremos en la verdad de su Palabra, quien nos hace fuertes para poder vencer y obtener la dicha de ser parte de ese pueblo redimido por Dios, como dice en Apocalipsis:

"Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro, y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y nos has redimido para Dios con tu sangre, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;" APOCALIPSIS 5:9

Así que mi amigo y hermano adora a Jesucristo, pues el nos ha rescatado para Dios y nos ha dado la dicha del perdón, que hoy puede ser para usted una realidad si aceptas a Jesucristo como tu Señor y Salvador:

Oración:

Giancarlo Pellegrino

pellegrinogiancarlo@hotmail.com