ARTURO MENESSES
Entre otras cosas, el capítulo treinta y uno del libro de Proverbios ha sido motivo de inspiración en el ambiente cristiano, para rendir homenaje a una mujer descrita como virtuosa. La segunda parte de este hermoso capítulo, parece ser un espejo en donde muchos esposos, encontramos reflejada la imagen de nuestra esposa a la que consideramos nuestra ayuda idónea y que refleja una clara valoración de la faceta integral de la mujer como persona, esposa, empresaria, madre, influencia en la sociedad y otros roles. Yo pienso que quizá a todas las esposas les agradaría ser comparadas con la mujer virtuosa de proverbios treinta y uno. Sin embargo, me convencí que quizá sería más genuino y sincero, si el corazón enamorado de nosotros los esposos, guiado por sendas de inspiración puede decirles algo propio. De manera que me atrevo a sugerir a los esposos que en vez de la pregunta bíblica: Mujer virtuosa, quién la hallara?, se atrevan a decir: Mujer virtuosa, ya la encontramos.
MUJER VIRTUOSA, YA LA ENCONTRAMOS
Esposa Idónea, sí, ya la encontramos. Su amor para nosotros es un especial tesoro, que sobrepasa largamente el valor de todas las piedras preciosas del mundo.Nuestro corazón está siempre en ella confiado. Ha aprendido a desarrollar su potencial como persona y como Cristiana. Por eso camina segura, explorando el camino que la acerca a la voluntad de Dios. El gozo del Señor, parece acompañarla cada día.Tiene tiempo para estar en comunión con Dios, para regalar un beso y una sonrisa a su marido en el momento oportuno. Le queda espacio todavía para hacer suyos los anhelos de sus hijos y permearlos con la dosis requerida de comprensión y empatía.Parece haber descubierto un fascinante mundo de espiritualidad cotidiana. Ama a Dios, ama al prójimo, ama a su familia. Su alegría parece no tener frontera y su entusiasmo por la vida contagia e inspira seguridad a los que la rodean.Es como un árbol lleno de frutos, frutos que permanecen y son de naturaleza diversa y buena. Sus raíces están cimentadas y son constantemente nutridas por la verdad que permanece para siempre: La Palabra viva del Señor.No tiene temor de la adversidad, la enfrenta con el escudo de la fe y el apresto de la Buena Nueva del Evangelio. Defiende con denuedo la unidad de su familia con el inquebrantable recurso de la fe, la esperanza y el amor.Se atreve a ver más allá de lo obvio, y se compromete sin regateos a encarnar lo eterno, pues la presencia vivificada del Espíritu tiene en ella su morada. Ama, sueña, trabaja, comparte, ora. Vida abundante en Cristo es su búsqueda continua.Muchas mujeres hacen bien las cosas, pero la esposa hace lo bueno. Talento y belleza se juntan a una y su vida dibujan con magistral armonía. Cuan cierto en nosotros se torna la promesa divina: El que halla esposa, halla el bien y alcanza la benevolencia de Jehová.
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